La creación y aprobación de la Ley de Movilidad, fue el primer ejercicio de generación de consensos con el cual la Secretaría de Movilidad comenzó el proceso de modernización del transporte y la movilidad en el Estado.
Una frase recurrente al asumir la titularidad de la Secretaría fue: «será muy difícil, ese sector está lleno de intereses que no podrás cambiar».
Al final del día, no son los intereses que deben cambiar, si no el encuentro de los intereses comunes y el acuerdo de los «cómo» para lograr los objetivos que cada uno de los actores sentados a la mesa debemos alcanzar.
Todos queremos ganar algo: las personas usuarias un mejor servicio, las concesionarias mejores ingresos, la autoridad más transparencia y apego al estado de derecho.
Recuperando algunas reflexiones del proceso de creación y aprobación de la Ley de Movilidad, lo más importante han sido la transformación de las relaciones, posiciones e intereses de los actores que están aún participando, ahora en la implementación de la Ley.
¿Qué ha sido lo más complicado?:
1. Bajar la guardia. Entender que nadie propone algo para perjudicar a otro, sin embargo es muy difícil entender sin perjuicios los intereses de los demás.
2. Pasar de los usos y costumbres a la institucionalidad jurídica, cuando los usos y costumbres están tan institucionalizados.
3. Entrar en las mesas de discusión con un techo parejo básico de conocimiento en los argumentos detrás de cada propuesta de Ley. Cuestionar la iniciativa de Ley desde lo que está escrito, desde lo que entendemos de lo que leemos, y no de lo que «alguien dijo que escuchó de otro, que a su vez lo entendió de alguien»
4. Respetar las voces que a pesar de todo se resisten a cambiar y que alimentan los miedos, las dudas y las incertidumbres de los que quieren cambiar pero no saben como.
La #LeyDeMovilidad es un trabajo que empieza con una indicación clara de política pública, se suma un equipo técnico multidisciplinario, la experiencia, consejos y aprendizajes de otros que también están implementando la transformación; se integran los que deberán implementar los cambios y fortalecen el proceso desde su visión, sus intereses y su aportación; se suman los que empiezan a creer que posiblemente algo puedes cambiar; se suman comunicadores, opiniones a favor y contra que ayudan a generar discusión social; se suma la visión política desde los liderazgos sociales hasta la representación popular, asegurando el equilibrio entre lo técnico y lo político.
No tengo dudas, la legislación aprobada hace un año nos ha fortalecido, dando muestras claras que llegaremos al puerto al destino que se marcó desde que zarpó. Mantener el rumbo durante las tormentas, sólo se hace con un capitán decidido a mantener el rumbo. Y como le dije cuando me invitó a participar en esta administración «esta transformación que quieres, sólo es posible contigo a la cabeza».
Los retos que siguen ya tienen fecha, las primeras implementaciones están casi listas, el sentido de urgencia se incrementa porque la Ley ha sido solo el principio.