Anatomía de la Movilidad de Colima: la movilidad como una oportunidad pendiente

¿La tendencia en los avances de Colima en Movilidad pueden mantenerse o es llamarada de petate?

Colima es un estado que ha dado la sorpresa en movilidad en los últimos años y que tiene el reto de demostrar que es una tendencia para quedarse. Lo dicen las cifras de gasto federal, el cambio de la balanza para el financiamiento de proyectos de movilidad urbana sustentable y a la construcción de un andamiaje institucional, jurídico y programático para la movilidad.

Colima cuenta ahora con una institución dedicada en el tema, una ley de movilidad que ha servido de referencia para otros estados, programas sectoriales y especiales de movilidad, y la asignación de gasto público federal y estatal para proyectos de movilidad sustentable. Este es el resultado que arroja el análisis de 2015 a 2106 en el ámbito institucional y jurídico presentado por Inteligencia Pública, así como del análisis del gasto federal del 2013 al 2017, publicado en el libro «Anatomía de la Movilidad en México»

¿Es una tendencia que puede mantenerse o es llamarada de petate?

Colima en el contexto nacional

Colima es uno de los estados más pequeños del país. Tiene el primer lugar en menor población y el quinto lugar el superficie territorial, después de Aguascalientes, Tlaxcala, Morelos y Ciudad de México. Tiene el último lugar en aportación del PIB a la economía nacional con el 0.6%, a pesar de tener uno de los puertos más importantes del pacífico mexicano.

La actividad productiva de Colima está concentrada en el sector terciario y secundario, con el 70.1 y 24.5% respectivamente de aportación al PIB estatal. En las actividades primarias es el segundo productor nacional en limón y la pulpa de coco, el tercer lugar nacional en pesca de atún, y el segundo lugar en extracción minera de hierro. Estas actividades se concentran en los municipios de Tecomán, Armería, Minatitlán y Manzanillo. Esto es importante porque es en estos municipios donde la movilidad a pie, en bicicleta y en transporte público es predominante.

Colima se mueve a pie a la escuela y en transporte público al trabajo.

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Reparto modal de Colima

Colima camina a la escuela

Analizando los micro datos de la Encuesta Intercensal del INEGI de 2015, podemos mostrar que los municipios que más caminan a las escuelas son Minatitlán, Armería, Coquimatlán e Ixtlahuacán. Puede entenderse por la forma compacta de sus ciudades rurales. Por el contrario, Villa de Álvarez, Colima y Manzanillo son los municipios donde menos se camina por la expansión de sus ciudades y la falta de una política de eficiencia en los usos del suelo.

La bicicleta es un medio atractivo para los viajes a la escuela en Armería y Tecomán, poniendo en riesgo a la población que tiene entre 3 y 15 años de edad, considerada vulnerable cuando debe de transitar en vialidades sin infraestructura dedicada o segura.

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El tiempo de traslado a la escuela en menor a 15 minutos. Esto se debe a la política urbana que data desde los 90’s donde ubicación del equipamiento escolar se debe dar a nivel barrial, particularmente de escuelas públicas.

Esta cercanía hace que los viajes a la escuela, ya sea caminando o en bicicleta sean cortos y más efectivos, demandando condiciones de seguridad vial en los trayectos escolares.

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Colima no solo se mueve en auto al trabajo

Mientras los viajes a la escuela caminando superan el 50%, los viajes al trabajo se dividen entre caminar, viajar en autobús, en transporte de personal y en automóvil particular. De nuevo, la diferencia entre municipios es importante.

El municipio que más se mueve en transporte público es Manzanillo con el 42.5% de los viajes al trabajo, seguido de Villa de Álvarez, Comala y Colima. El transporte público es practicamente inexistente para viajes al trabajo en los municipios de Ixtlahuacán y Minatitlán. En este último, los viajes al trabajo se hacen predominantemente en transporte de personal, entendiendo su vocación minera.

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Por sus actividades primarias los viajes al trabajo en transporte de personal son importantes en los municipios de Tecomán, Armería y Minatitlán, logrando que a nivel estado representen el 11% de los viajes al trabajo. Esto es relevante ya que comienzan a sustituir de forma importante el servicio de transporte público sin que necesariamente tengan la misma regulación y el control por parte de la autoridad.

Armería, Coquimatlán, Cuauhtémoc, Ixtlahuacán y Tecomán son municipios donde el transporte de personal es más importante en términos de movimiento de personas que el transporte público. En una proyección al 2030, este pudiera reducirce por debajo del 10% de los viajes.

La bicicleta comienza también a mostrarse como una alternativa en los viajes al trabajo, donde 9 de cada 10 usuarios son hombres. Este aumento se presenta más en los municipios costeros. Por ejemplo, Tecomán y Armería son municipios con más del 7% de viajes al trabajo en bici, aún sin contar con la infraestructura necesaria que brinde seguridad en el trayecto a los ciclistas.

Colima y Villa de Álvarez son los municipios donde las personas usan más el auto para ir al trabajo. Esto de debe a la fractura que se ha dado entre las políticas urbanas de vivienda y ubicación de los empleos, cada vez más dispersa y desconectada, obligando a las personas a vivir lejos de sus lugares de empleo.

El tiempo de traslado del 86.5% de los viajes al trabajo en vehículo privado es menor de 15 y hasta 30 minutos, un tiempo envidiable en otras partes de la república. Sin embargo el 74% de los viajes al trabajo en autobús es de más de 16 minutos y hasta una hora. El 86% de los viajes al trabajo en bici son de menos de 30 minutos, lo que quiere decir que las personas que usan la bicicleta lo hacen para viajes cortos de hasta 10 kilómetros.

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La preocupación de Colima está en la inseguridad y la violencia, pero no necesariamente en la movilidad

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública 2018 (ENVIPE), el robo y asalto en el transporte público ocupa el último lugar en la incidencia delictiva, con el 8.4%, por debajo de la extorsión y el fraude que superan los 20 puntos porcentuales. Por ende, los espacios en los que se percibe mayor inseguridad son el cajero automático en vía pública, el banco, la calle, el mercado y el parque o centro recreativo.

En términos de violencia vial, Colima tiene una tasa de mortalidad en 2016 de 17.4 defunciones por cada 100 mil habitantes, un 4.6% menor que el año previo. Cada año mueren 128 personas, es decir una cada 68 horas. Estas muertes por violencia vial se dan por actitudes y factores que pueden prevenirse. En el Informe Nacional sobre la Seguridad Vial 2017, publicado por la CONAPRA, en Colima las personas más vulnerables son los ocupantes de vehículos, motociclistas y peatones, principalmente en los municipios de Colima, Manzanillo y Tecomán.

En 2016 la tasa de mortalidad registró una disminución del 15.4% en comparación con 2012. El 42.2% de las defunciones se concentra en el grupo de 20 a 39 años. En los grupos de mayores de 40 años predominan las defunciones de peatones. Las muertes incrementaron para ciclistas un 63.9% y motociclistas un 26.4% respectivamente en comparación con el mismo periodo.

Las familias colimenses gastan más 10 veces más en transporte que en salud

Las familias dedican el 20.27% de su gasto al transporte y las comunicaciones, siendo esto el segundo rubro de gasto, después de la alimentación, 2.3 veces más que la vivienda  y hasta 10 veces más que en salud.

Colima le apuesta a la inversión en movilidad urbana sustentable

Para el gasto de recurso federal analizado para el periodo 2013-2017, Colima tiene un comportamiento similar que la media nacional. El 49% del gasto federal se dedicó a infraestructura vial y el 11.1% para redes de infraestructura hidráulica, sanitaria o eléctrica que corren a través de vialidades. La inversión o gasto en transporte público fue del 15.41%, para proyectos peatonales de 8.53% y la infraestructura ciclista el 15.82% colocándola en el primer lugar nacional de gasto federal per capita en este tipo de infraestructura.

El gasto en transporte público se debió a dos proyectos particulares: 1) la construcción de paradas de transporte en el municipio de Coquimatlán y 2) la construcción del patio de encierro para el sistema de transporte de Tecomán. Ambos proyectos sufrieron modificaciones durante su construcción eliminado para el primer caso el mobiliario del punto de parada, y para el segundo caso la entrega para la operación del sistema de transpote público de Tecomán. Sin embargo, ambos proyectos aún se reportaban en ejecución sin comprobación de ejercicio de gasto al cierre de la cuenta pública analizada para el estudio presentado en Anatomía de la Movilidad en México.

Por el contrario, el gasto para infraestructura ciclista se reportó en ejecución para los tramos de vías ciclistas para las carreteras de Comala-Villa de Álvarez, Coquimatlán y Armería, y para la intervención urbana en la Calazada Pedro A. Galván y Camino Real en la ciudad de Colima.

Los retos de la movilidad en Colima al 2030

Colima no es un estado que se mueve en auto. El 70% población aún utiliza y comienza a utilizar medios sustentables, pero hasta hoy ineficientes. La transformación de la movilidad en Colima no será posible si no se atienden los altos tiempos de traslado y el servicio ineficiente en el transporte público y las bajas condiciones de seguridad para las personas que se mueven en bici o caminan.

Además, las principales ciudades colimenses están olvidando que el modelo de desarrollo urbano está dificultando la movilidad de las personas más vulnerables, y que además de la inversión necesaria en infraestructura segura, medios públicos colectivos de transporte, y seguridad para los viajes cortos en medios no motorizados, se requiere que las ciudades cambien la forma en la cual se están dando las decisiones sobre el uso y aprovechamiento del suelo. Esta responsabilidad es compartida entre el estado, los municipios y los desarrolladores inmobiliarios.

En otras palabras, la eficiencia de la movilidad no depende de una Secretaría de Movilidad, pero de su coordinación efectiva con las demás secretarias, como Desarrollo Urbano, Economía, Medio Ambiente y Desarrollo Social, entre otras. La movilidad debe ser una política integral de estado, municipios incluídos.

Si Colima percibe una ausencia de política es porque la política es estar ausente. En movilidad, la asignación de prioridad presupuestal y política de acciones que reviertan las condiciones solo reflejan una política de movilidad dirigida a incrementar los viajes en auto, olvidando que el 70% de los viajes no se hacen en vehiculos particular.

Las inversiones que se han realizado deben mantener su curso en el tiempo para lograr tener un impacto y de transformación positva, así como lo presentamos para la Ciudad de México. Pero también deben demostrar que se está gestando una maduración en las instituciones responsables, que se preocupan por la eficiencia en la operación de la infraestructura vial y no por la cantidad de kilómetros de infraestructura.

Por ejemplo, no podemos conformarnos con una ciclovía, debemos exigir que las ciclovías estén diseñadas para dar protección a las personas. No nos interesa ser el primer lugar en inversión, queremos que ninguna persona ponga en riesgo su vida al circular por la infraestructura  vial. Este año, en nuestras calles morirán cerca de 130 personas por causas que se pueden prevenir.

De acuerdo a las proyecciones al 2030, si seguimos con esta tendencia de gasto y decisiones de política pública:

  • los viajes caminando se reducirán entre un 2 y hasta un 5%.
  • los viajes en auto aumentarán entre 2 y 3%.
  • los viajes en transporte público aumentarán un 4%, pero con la misma baja calidad que tenemos hoy.

Es nuestro reto hacer que ese 4% crezca con una calidad diferente, digna de la movilidad que merecen las y los colimeneses.

Las tendencias marcan que debemos hacer esfuerzos aún más grandes y no marginales como hasta ahora. Los 187 millones de pesos que Colima ha gastado en el periodo 2008-2017 en vialidades y redes de infraestructura vial no están garantizando que la movilidad en su superficie sea segura, incluyente, accesible o que genere un cambio en la balanza de la movilidad, garantizando los viajes de las personas más vulnerables.

Parafraseando a Steve Jobs «One more thing», una cosa más.

Paradogicamente, los viajes que pueden impactar en la balanza y la reducción del vehículo particular, son a través de transporte escolar y transporte de personal. Colima no tiene una política para promover, regular u ordenar estos viajes.

Hasta hoy se operan a través de los mismos concesionarios de transporte público urbano y suburbano de pasajeros, que al ser un mercado naciente y ausente de la supervisión de la autoridad, prefieren utilizar sus vehículos para estos servicios pagados por empresas, reduciendo así la flota disponible para el transporte urbano de pasajeros. Por esto para los y las ciudadanas que esperan el autobús en la calle,  se presentan bajas frecuencias, autobuses que pasan cada hora, o autobuses llenos ofreciendo una baja calidad del serivico a quienes pagan una tarifa regulada por el estado.

Esta no es una situación única de Colima, está sucediendo en todo México, particularmente en los estados del norte, donde los concesionarios abiertamente declaran que «el negocio» se mantiene del tranpsorte de personal, dejando las peores condiciones al transporte urbano.

Una transformación del transporte no puede darse si el transporte escolar y de personal no se analizan e incluyen en el cambio integral para las ciudades.

El avance de Colima es real o es una llamarada de petate.

El avance de Colima es real, pero debe hacerse sin miedo a hacer las preguntas correctas, a tomar las decisiones que le duelen a pocos pero que mejoran la vida de todas las personas, prestadores del servicio incluídos.

Mantener un avance constante que no moleste al status quo, a los intereses de grupos, solamente significará pérdida de competitividad, más muertes por violencia vial, y una gran oportunidad de cambio perdida, otra vez.

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Fuentes de información:

  • Anatomía de la Movilidad en México: hacia dónde vamos, SEDATU, 2018.
  • Informe sobre situación de seguridad vial en México, CONAPRA, 2017
  • Encuesta Intercensal, INEGI, 2015
  • Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, INEGI, 2016
  • Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Pública, INEGI, 2016

Análisis de la Encuesta Intercensal 2015 para los municipios elaborada por Victor Velazco, SEMOV Colima.

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