Siempre he pensado en la ciudad como un cuerpo vivo que se trasforman día a día, que evolucionan pero también muere. El mejor indicador de eficiencia urbana son sus sistemas de movilidad urbana, es el sistema cardiovascular de una ciudad.
La ciudad eficiente es aquella en la cual las personas tienen la libertad de acceder a ella sin limitaciones. Movernos en la ciudad libremente quiere decir, poder caminar sin obstáculos, poder salir de nuestra casa y tener la libertad de elegir si nos vamos en bicicleta, tomamos el transporte púbico o tomamos el coche. Cualquiera de estos medios, debe llevarnos en un modo seguro, confiable, económico, rápido y confortable a nuestros múltiples destinos.
Colima, siendo una de las ciudades con mayor calidad de vida urbana, no ha logrado aún ser una ciudad eficiente en los términos aquí planteados. El único medio seguro, confiable, rápido y confortable para los colimenses es el automóvil, razón por la cual hemos tenido un incremento de más del 50% de vehículos por persona en los últimos 4 años, llegando a los 2.4 habitantes por automóvil.
La cuenta pública de la SHCP reportó para Colima un inversión aproximada de 232 millones de pesos, para todo el estado concentrado en los años 2015, 2016 y 2017, para proyectos de movilidad, incluyendo banquetas, cruces, vialidades, pavimentaciones, repavimentaciones, etc. Las principales fuentes de financiamiento para proyectos de movilidad fueron de:
- Ramo 16 / Medio Ambiente y Recursos Naturales, por 1.9 millones de pesos;
- Ramo 21 / Turismo, por 10.5 millones de pesos;
- Ramos 23 / Provisiones Salariales y Económicas, por 169.6 millones de pesos;
- Ramo 33 / Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios, por 46.5 millones de pesos; y
- Ramo 47 / Entidades no Sectorizadas, por 1.5 millones de pesos.
Nuestras decisiones de política pública en el pasado han reflejado una inminente preferencia por el vehículo privado como principal medio de transporte: aumento de concesiones para taxis, legalización masiva de autos “chocolate”, 15.41% de inversión para transporte público, 15.82% de inversión para infraestructura ciclista, el 49.15% de la inversión de infraestructura vial dedicada exclusivamente a vehículos, y en el peor de los casos, a obras de gran costo (como los pasos a desnivel, distribuidores viales) que solamente fracturan la ciudad sin resolver integralmente el problema de la movilidad.

En el caso del transporte público desde hace algunos años se encuentra en franco declive, siendo los usuarios cautivos de este servicio los primeros en pagar el costo oportunidad perdido en el día a día. En 2016 y 2017 se comenzaron a cubrir los vacíos de política de estado en favor de la mejora real y concreta del servicio y del sistema en su conjunto, con la creación de la Secretaría de Movilidad, la promulgación de la Ley de Movilidad, el Programa Sectorial de Movilidad y Seguridad Vial, y la implementación de algunas políticas dirigidas a conseguir la transparencia y la reinstalación del estado de derecho en el tranpsorte público. Sin embargo esos esfuerzos han sido detenidos temporalmente por los grupos de poder que sienten afectado el libertinaje de sus intereses a través del ejercicio de la Ley.
En un contexto tan pequeño y aún manejable como el colimense, ¿porqué no vemos que se gestionen los cambios tan evidentes que han hecho que otras ciudades en el mundo transformen su realidad en el corto plazo?
Queremos implementar políticas urbanas visibles y que generen un gran capital político? pensemos entonces en las personas como objeto de la movilidad y no solamente en los automóviles.
¿Cómo saber cuando las obras son necesarias y prioritarias?, Será que ya hemos resuelto la accesibilidad en las zonas consolidadas de la ciudad (por ejemplo, la zona sur a lo largo de la vía del tren), qué debemos enfocar nuestros esfuerzos a las zonas que aún están en desarrollo.
En Colima se invirtieron entre 6 y 8 millones de pesos en 2012 – 2013 para la elaboración del Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable para la Zona Metropolitana de Colima. Una cantidad menor se aplicó para la Zona Metropolitana de Tecomán, y para justificar un paso a desnivel en Manzanillo, una Universidad del norte del país realizó un «estudio de movilidad» para Manzanillo.
En diciembre de 2017 se lograron etiquetar recursos por hasta 12 millones de pesos para la elaboración de un estudio integral de movilidad estatal que permitiera diseñar el Sistema Integrado de Transporte Regional, conectando en un solo sistema las 3 ciudades principales del estado y las zonas rurales. Sin embargo, dicho estudio cuya licitación vuelve a estar en manos de la SEIDUR ya lleva más de un par de prórrogas por parte de PROTRAM para poder realizarse y una gran incertidumbre sobre lo que la propia autoridad está solicitando del estudio, aumentando la posibilidad de convertirse en el enésimo estudio que no sirve para planear las decisiones de movilidad y sobre todo de tranpsorte del estado.
¿Qué hacemos mientras tanto? Seguir enfocando nuestra atención de política pública en la construcción de carreteras, pasos a desnivel, preocupados por el movimiento de las personas en auto ignorando de nuevo a todas las personas que se mueven en transporte público, a pié o en bicicleta. Preferimos tomar las decisiones fáciles de gasto, aunque estas no sean las que requiere la población, particularmente la más vulnerable.
Estamos tan acostumbrados a licitar carreteras, grandes viales, pasos a desnivel, cuya inercia no nos permite romper con la tendencia y dar un paso atrás para buscar nuevas alternativas, rompiendo los paradigmas urbanos con los cuales otras ciudades han logrado un lugar en el liderazgo mundial.
Si es necesario aportar iniciativas e ideas ciudadanas para dar prioridad de gasto en movilidad urbana en la ciudad, esta es una aportación que nos puede llevar hacia la ciudad eficiente que imaginamos:
- Solucionar como cruces seguros las principales intersecciones viales de la ciudad, principalmente para el peatón, incluyendo semáforos peatonales adecuados para personas con discapacidad visual.
- Solucionar los conflictos peatonales a lo largo de la vía del tren, dando seguridad a las personas, dignificando el espacio de obligada convivencia entre el tren y la ciudad.
- Completar la red de ciclopistas para la zona metropolitana, con carriles segregados con señalización horizontal y vertical.
- Corredores integrales de transporte en las principales avenidas de la zona metropolitana: anillos de circunvalación y/o periféricos (1er. anillo, segundo y tercero), vías de ingresos, salida e interconexión intermunicipal (Camino Real, Rodolfo Chávez Carrillo, Rey Colimán, Manuel Alvarez, Niños Héroes, etc.), siendo estos corredores integradores de transporte público, paradas dignas de transporte público @ 500 metros, con señalización, información y mobiliario urbano adecuado; con ciclopistas y cruces peatonales seguros.
- Estaciones de transferencia de transporte en los 4 puntos cardinales del sistema de transporte, en los cuales las empresas de transporte puedan tener talleres de mantenimiento, estacionamiento de unidades y principalmente, los servicios de administración y control del sistema de transporte.
Yo imagino una ciudad eficiente, amable con las personas, donde son ellas el principal objetivo de nuestras decisiones públicas. ¿Tu, que imaginas para tu ciudad?