Hacia la movilidad eléctrica en el transporte público

Texto invitado de Gustavo Jiménez, de GIZ (hoy Gobierno de la Ciudad de México) para #AnatomíaDeLaMovilidad

Texto invitado de Gustavo Jiménez, de GIZ (hoy Gobierno de la Ciudad de México) para #AnatomíaDeLaMovilidad

El transporte en México se basa principalmente en el consumo de gasolina y diésel a partir de vehículos de combustión interna. La gran mayoría de estos vehículos, ya sea transporte de pasajeros, transporte de carga y autos particulares generan daños sociales, ambientales y económicos debido a los contaminantes emitidos, la congestión causada en las urbes del país, la contaminación sonora de los motores, teniendo implicaciones negativas en salud pública. Otros modos de transporte como el aéreo, el marítimo y el ferrocarril también usan combustibles fósiles, pero sus emisiones representan sólo 26.1 por ciento de las emisiones del sector, a comparación con 73.9 por ciento generado únicamente por el transporte motorizado (ICCT, 2014).

El sector del transporte a nivel mundial consume más de la mitad de los hidrocarburos, y se espera que 97 por ciento de su aumento futuro se utilizará para el transporte. En México, las tasas de crecimiento vehicular siguen al alza. El sector del transporte genera casi una cuarta parte de las emisiones de CO2 relacionadas con el consumo de energía, y emite más de 80% de la contaminación atmosférica en ciudades mexicanas, lo que resulta en muertes prematuras asociadas con enfermedades respiratorias. Según la ONU (PNUMA, 2011), estos costos para la sociedad representan más del 10% del Producto Interno Bruto (PIB) en países en desarrollo.

En los últimos años la movilidad eléctrica ha ido incrementando, en especial en países como China y Noruega, Suecia, e Inglaterra (International Energy Agency, 2017). También en Estados Unidos, especialmente en California, ha habido un auge de vehículos eléctricos. En comparación a los vehículos de combustión interna, los vehículos eléctricos representan una ventaja significativa en términos ambientales, eliminando por completo las emisiones locales, lo cual tiene un beneficio directo en la calidad del aire de la zona donde circulan y por lo tanto una mejora en la salud de la población. Esta ganancia puede ampliarse aún más si se busca que la energía utilizada para la propulsión de los vehículos provenga de fuentes renovables. Con esto podrá obtenerse un mayor provecho en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

En términos energéticos, los vehículos eléctricos tienen también beneficios. La eficiencia térmica de los motores eléctricos supera el 90%, a diferencia de los de combustión interna que tienen eficiencias promedio de 45% (NREL, 2013). Los vehículos eléctricos tienen también la ventaja de poder recuperar la energía cinética del frenado y usarla inmediatamente en el motor eléctrico (frenado regenerativo) consumiendo menos de un tercio de la energía requerida por un vehículo de combustión interna para recorrer una misma distancia.

Contexto internacional de la electromovilidad

Bajo este contexto, gobiernos nacionales y ciudades de todo el mundo continúan desarrollando políticas públicas para incentivar el uso de vehículos eléctricos con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la calidad del aire y aumentar la sostenibilidad energética. Las ventas de vehículos eléctricos públicos y privados están aumentando en casi todos los mercados, pero aún se concentran en un pequeño número de ellos. Recientemente, la Secretaría de Energía de México firmó el pacto internacional «EV 30 by 2030», que busca tener 30% de vehículos eléctricos para 2030 a nivel global, una iniciativa liderada por la Agencia Internacional de Energía.

De acuerdo con el Consejo Internacional sobre Transporte Limpio (ICCT, 2017b), en 2015 solamente 14 áreas metropolitanas representaron casi un tercio de todas las ventas de vehículos eléctricos. En los últimos años, ciudades como París, Londres, Oslo, Beijing, Shenzhen, entre otras, han anunciado restricciones a los automóviles más contaminantes para mejorar la calidad del aire. Otras ciudades como Los Ángeles, Estocolmo, Pekín, y San Francisco han anunciado sus ambiciones de convertirse en capitales o líderes en electromovilidad, no sólo para los automóviles particulares, sino también para toda su flota de transporte público.

La necesidad de una estrategia para fomentar la electromovilidad en México

De acuerdo con el INEGI, en México hay cerca de 30 millones de autos particulares, y alrededor de 640 mil unidades de transporte público, donde 372 mil son camiones para pasajeros. En el inventario de Emisiones de la CDMX, en 2014 había 2.4 millones de vehículos registrados, de los cuales los de uso particular representaron 82% de la flota, incluyendo motocicletas (Sedema, 2016). El parque vehicular está creciendo al doble que la población en la gran mayoría de las ciudades mexicanas, y se estima que para el año 2020 habrá nueve millones de unidades adicionales en México, con una tasa de crecimiento anual de motorización de 5.3% (PUEC-UNAM, 2011). Esta proyección es alarmante.

En términos de energía, el transporte consume 58.8% del total, la gasolina representa 95%, el diésel 3.5% y 1.5% el gas natural (Sedema, 2013). En la Ciudad de México, dada la alta dependencia en combustibles fósiles, el sector emite 13.6 millones de toneladas de CO2e (MtCO2eq), que representan 65% de las emisiones de GEI en la ciudad, emitidas en su mayoría por el uso del vehículo particular (Sedema, 2016) . En la Ciudad de México se ha optado por los Corredores Cero Emisiones, como el caso de los trolebuses u otros modos de transporte masivo ferroviario como el tren ligero, sin embargo, aún representan un bajo número de viajes (1.8% del total de viajes de transporte público), en comparación con el transporte público basado en combustibles fósiles, que es más de 70% (INEGI, 2017).

Actualmente la CDMX está construyendo, con el apoyo de la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ) y Carbon Trust, la Estrategia de Electromovilidad para la CDMX, que es un documento guía de la política pública para fomentar el transporte eléctrico en dicha ciudad. Este documento tiene como objetivo sentar las bases para desarrollar un programa de movilidad eléctrica en un futuro no lejano, al igual que articular otros esfuerzos en el tema, como la generación de energía limpia en la ciudad, así como diseñar esquemas y estrategias para cumplir con objetivos de cambio climático, calidad del aire, disminución del ruido, reducción de la congestión vehicular y mejoramiento de la oferta de transporte público eléctrico.

El transporte público eléctrico debe ser la prioridad en una política nacional

En términos de prioridades para la electrificación del transporte, el transporte de pasajeros (o público) debe tener prioridad en el establecimiento de políticas públicas que faciliten su adopción en ciudades mexicanas. Es fácil entender esto, ya que en ciudades mexicanas un autobús de pasajeros recorre en promedio de 150 a 250 km diarios, mientras que un automóvil particular recorre de 20 a 40 km diarios, por eso la huella de carbón de un autobús es más alta que la de un vehículo, no obstante, la emisión por persona es más alta en un auto particular, pues un autobús puede mover hasta dos mil veces más personas que un vehículo particular al día.

El reporte de vehículos eléctricos del World Economic Forum (WEF, 2018) también focaliza la prioridad en el Transporte Público Eléctrico, no sólo por su alto uso, sino también porque es más fácil dar incentivos a este modo de transporte que tiene un alto beneficio social que al automóvil particular eléctrico. El reporte propone que el enfoque debe estar en flotas eléctricas de taxis, vehículos de movilidad como servicio y transporte público, ya que estos vehículos representan un mayor volumen de kilómetros recorridos y mueven a muchas más personas que el auto particular. Aunque un vehículo particular eléctrico puede tener ventajas ambientales, sigue siendo ineficiente para mover gente dentro de ciudades, ya que el tema del tráfico urbano no es un tema solamente ambiental, sino también del espacio.

El futuro eléctrico en las ciudades

La electromovilidad surge como una solución única para hacer que el transporte sea más eficiente, bajo en carbono, limpio y silencioso. Diferentes países en el mundo como Chile, Alemania, China y Noruega han lanzado planes de electromovilidad a nivel nacional. Por otro lado, a nivel local, ciudades como Medellín, Montevideo, San Francisco, Santiago y Berlín cuentan con instrumentos y metas de electromovilidad. Muchas de estas ciudades han visto la transición eléctrica como una oportunidad para mejorar la calidad del aire, mitigar el cambio climático y a su vez como una oportunidad de crecimiento económico, fomentando una nueva economía de movilidad sustentable y energía limpia.

Por ejemplo, el gobierno alemán tiene la ambiciosa meta de alcanzar un millón de automóviles eléctricos en 2020. El lanzamiento del Plan Nacional del Desarrollo de la Electromovilidad desplegó más de 500 millones de euros en incentivos para el desarrollo de dispositivos de almacenamiento de energía e infraestructura (Gobierno de Alemania, 2009). En la siguiente tabla, se observan las diferentes metas que algunos países han establecido para impulsar la electromovilidad. Por ejemplo Chile, país latinoamericano se está fijando metas ambiciosas para fomentar el uso de vehículos eléctricos.

México puede incentivar el desarrollo del transporte eléctrico

La movilidad eléctrica y la generación de energía limpia están llegando a un nivel óptimo para ser adoptadas por México, ya que los costos de los vehículos eléctricos, autobuses, batería y costos de energía han empezado a disminuir. Hay más de 20 años de experiencia en la industria de baterías para vehículos de transporte, lo que hace menos riesgoso adoptar esquemas de movilidad eléctrica, y estamos en el momento de aprender las experiencias de muchos países que han adoptado planes y programas en electromovilidad.

Una estrategia de electromovilidad para México deberá establecer los alcances en términos de los modos de transporte que busca impactar, dando la debida prioridad al transporte público. En este caso es necesario considerar todos los medios de transporte de energía parcial o totalmente eléctrica para automóviles ligeros de pasajeros, vehículos comerciales, autobuses (incluyendo trolebuses de nueva generación) y trenes (tren ligero y metro). En términos de vehículos ligeros de pasajeros hay que considerar que existe una amplia modalidad que va desde vehículos eléctricos de batería (BEV), vehículos eléctricos de autonomía extendida (REX/REEV), vehículos de carga de oportunidad (Opp Charge), vehículos eléctricos híbridos enchufables (PHEV), hasta vehículos eléctricos híbridos con celdas de combustible (FCHEV). Además, hay que considerar otros tipos cuyo uso también se ha incrementado en la ciudad, como bicicletas y motos eléctricas.

Para que México pueda incentivar el desarrollo de la movilidad eléctrica, se debe de analizar la manera de generar incentivos fiscales para la compra de vehículos eléctricos, eliminando impuestos de arancel y exportación no sólo a vehículos eléctricos, sino también a autobuses eléctricos, logrando así abrir un nuevo mercado en México para entrar en una competencia más justa contra los vehículos de diésel. Hay que fomentar las nuevas tecnologías limpias, dándoles acceso fácil al país. De igual forma, se deben formular subsidios para que transportistas y entes gestores de transporte puedan probar y migrar a tecnologías eléctricas. Estos apoyos pueden agilizar la adopción a la movilidad eléctrica a nivel país para empezar a reducir el impacto negativo que tiene la contaminación local generada por el transporte de gasolina y diésel. Adicionalmente, se deben organizar esfuerzos para generar energía limpia para satisfacer su consumo energético del transporte eléctrico para poder llegar a una ecuación de transporte cero emisiones.

El futuro del mundo y de México es fomentar de forma contundente la electrificación del transporte, abriendo el camino para que el transporte sea propulsado por energía renovable.

Autor: Gustavo Jiménez ·  @GusTransporte

Del libro “Anatomía de la Movilidad en México

Capítulo 3. Políticas de movilidad: entre el derecho a la ciudad y la transformación de un país. La voz a la ciudadanía

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