Colima es un estado machista y hay cientos de indicadores para probarlo. Sin embargo, últimamente es más común escuchar que el lenguaje incluyente se hace presente en las declaraciones de personalidades de la política, la administración pública y sobre todo del círculo más cercano a las esferas de poder, tanto a nivel local como nacional. Será que algo está cambiando en la cultura, o bien la necesidad de acentuar la referencia a las mujeres responde más a un acercamiento al poder.
Somos las mujeres quienes más promovemos el lenguaje incluyente, porque queremos ser visibles en los mensajes. Usar el masculino como género incluyente ya no es suficiente para muchas. A mi en lo particular me molesta y lo señalo constantemente. Desde los mensajes del Presidente, cuando veo conferencias y foros de discusión con presencia solo masculina, hasta en las conversaciones de chat con la familia. En una ocasión, logré que se cambiara el programa de un evento solamente denunciando la ausencia de mujeres, sin saber que el evento era en Colombia.
Me consta que, particularmente en Colima, exigir que se usara el lenguaje incluyente entre los miembros del gabinete era un fastidio continuo. «Ahí vienes otra vez con lo mismo». Qué difícil era pensar en la inclusión cuando éramos solamente dos Secretarias de Estado mujeres. Una actitud, si se quiere pensar como inocente, que sin embargo se refleja en las políticas públicas, en el ejercicio de la función pública, en la prioridad de atención a la violencia en el Estado.
Por ejemplo, Colima tiene una de las más altas tasas de violencia intrafamiliar y de feminicidios en el país. Sin embargo, escuchas y lees declaraciones como: «Si no armamos la carpeta de investigación como feminicidio, las feministas de enojan», «Porqué mejor no le quitan primero presupuesto al Instituto de la Mujer, es menos importante que nosotros», «Ahora nos toca poner de titular a una mujer porque si no no logramos la cuota».
Teniendo un radar muy agudo para detectar el uso o ausencia del lenguaje incluyente, he notado últimamente un cambio muy grande en el modo de referirse a las figuras políticas en mi Estado. Es cada vez más común escucha que esta representación femenina se manifieste cuando se habla de la próxima administración estatal: «… el próximo gobernador O goberandora». Lo he escuchado de personas cercanas al gobernador actual, de personalidades de la esfera pública local, pero también de la federal al referirse al futuro de Colima.
No se mencionan nombres, no hay un referencia directa a una persona, pero parece importante que al pensar en el futuro político de Colima, manifestar que se reconoce la figura de la mujer deba ser evidente. Esto qué quiere decir. Quizá Colima está cambiando culturalmente y hay más sensibilidad a la inclusión de la mujer en el uso lenguaje, o será que para las personas que se mueven en las esferas de poder sea importante que la mujer que más posibilidades tiene de llegar a la gobernatura sepa que ellos la están reconociendo desde el uso de su lenguaje. Le hablan a ella o se refieren a cualquier mujer colimense capáz de llegar al poder.
Más raro aún, cuando comenzamos a escuchar que primero se pone el femenino y después el masculino. Lo escuché esta semana en una entrevista que Estación Pacífico hizo a un político: «… nos podemos sumar al proyecto de LA gobernadorA… o el gobernador siguiente». ¡Cuándo en la historia de Colima se iba a hacer referencia primero a una mujer y después a un hombre! ¿Ya lo habían notado? Comiencen a poner atención y verán.
Recientemente mi sobrina de 4 años conoció a los Avengers. Ella no sabe del machismo que la rodea, ni mucho menos entiende de lenguaje incluyente, porque apenas comienza a hablar. Sin embargo, asombrada por este nuevo universo mágico de super héroes, aprendió de inmediato el nombre de Natasha y grita su nombre cada vez que sale a cuadro. En sus videos de YouTube aparece una niña vestida de SuperWoman y ella grita: «¡Mira Nina, es Luci!». Es impresionante cómo la representación y visualización de las mujeres en ese mundo sea tan importante para ella, asume de inmediato un rol de super heroína. Ese es el objetivo de la inclusión y de la visibilización de todas las personas que participamos en la sociedad, debe ser natural. No, ya no es suficiente que sólo el masculino nos englobe a todas.
La reflexión es que la representación femenina es extremadamente importante. Para que esto se convierta en una norma, debemos lograr que más mujeres estén al frente. Que más niñas vean que las mujeres están en los espacios y roles que por cientos de años fueron negados a las mujeres. Que la presencia sea tan abrumadora que el lenguaje responda naturalmente a lo que debe representar.
Hoy en Colima la representación de la mujer en el lenguaje importa por acceso a quien tiene y tendrá más poder. Mañana será por derecho efectivo y no solo de papel, de otra forma no lograremos la sociedad que nos merecemos, sin desigualdades, sin violencias. Acostumbrémonos a usar el femenino.