El éxito de un espacio público. La experiencia del diseño participativo en Colima

Las áreas verdes en la ciudad son espacios de esparcimiento colectivo, son nuestro espacio común fuera de la casa, trabajo o el estudio, facilitan el encuentro y el intercambio. Cómo utilizamos estos espacios son el reflejo de nuestras relaciones como sociedad.

En un estudio realizado por el Instituto de Planeación, se evaluaron la calidad de los espacios públicos  por su accesibilidad universal y visibilidad, por los usos y actividades diversos que ofrece, por el confort y la imagen, y por la sociabilidad.

En Colima encontramos una contradicción, mientras los espacios al norte son adecuados, la población no asiste. Por el contrario, al sur hay una demanda social más grande, sus espacios son escasos, menos conectados, más fragmentados y aislados de actividades integrales de comunidad. En ambos casos la gente prefiere desplazarse al centro en búsqueda de esta calidad, donde existe una consolidación urbana y una mezcla de actividades y usos que permiten una interacción social más dinámica. Son exitosos los espacios que han mantenido en el tiempo, flexibilidad en su uso y en su entorno, lo que generan con el tiempo: identidad.

Tener un espacio bonito no es suficiente, ni el diseño, la infraestructura y el equipamiento básico hacen un espacio exitoso. Son las personas, sus actividades y su interacción con el espacio lo que hacer de este un lugar exitoso.

¿Como debe entonces construir un espacio?

Más del 60% de los espacios públicos en la ciudad necesitan ser rescatados. Los arquitectos solemos ser egoístas, nuestras ideas en solitario privan al espacio de identidad local y por lo tanto de pertenencia. Son las personas definen este éxito, deben participar activamente desde el inicio.

En los procesos de diseño participativo, la comunidad es considerada el experto de su espacio, y por lo tanto los generadores de ideas, de prioridades y de corresponsabilidad compartida para su construcción y mantenimiento. Se trabaja con ellos, antes, durante y después de la recuperación del espacio. Se asiste a las comunidades, a las escuelas, participan principalmente niños, mujeres, ancianos y discapacitados. Es una muestra de construcción de ciudadanía.

Durante los últimos años, se han desarrollado más de 20 procesos participativos, involucrando más de 2500 personas, cubriendo cerca del 40% de la ciudad. El proyecto piloto fue el rediseño y recuperación del Parque Huertas del Cura, una experiencia que abrió y dignificó la participación comunitaria en el diseño e implementación de políticas públicas en la ciudad.

Debemos regresar al espacio con el cual empezamos estos procesos, para recordar a la comunidad el valor de su participación a través de un mural que muestre las visiones y deseos de la gente para su espacio. El uso del arte público diseñado, construido por ellos mismos, nos ayuda a crear orgullo y propiedad comunitaria, facilita la colaboración y el desarrollo colectivo.

Lo importante no es el diseño, son las relaciones que construímos en el proceso.

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